Estando en mi sexto mes de embarazo me resbalé y caí muy mal, por lo que estuvo en peligro la vida del bebé. Tenía 12 largas horas de espera, de incertidumbre, de desesperación para saber si estaba vivo, si lo conservaría o no. Y fue esa noche, cuando rezándole fervorosamente al Padre Pío le prometí que si era varón, llevaría su nombre.
Así fue. Hoy, gracias a Dios y a María Santísima, mi bebé está sano, tiene 4 meses, se llama Franco Pío y, en su primer mes de vida lo llevé a visitar la gruta que está a pocos kilómetros de nuestra ciudad, donde oramos por su pronta beatificación.
María Gabriela Triaca, Salto