El deber es antes que cualquier otra cosa, aunque sea santa.

Hijos mios, estar asi, sin poder cumplir mi propio deber, es inútil; es mejor que me muera.

Padre, ¿cómo puedo crecer en el amor? Respuesta: cumpliendo con exactitud y con recta intención las propias obligaciones, guardando la ley del Señor. Si haces esto con constancia y perseverancia, crecerás en el amor.

Para tender a la perfección es necesario poner el máximo interés en actuar en todo para agradar a Dios y en buscar evitar hasta los más pequeños defectos; cumplir los deberes propios y hacer todo lo demás con más generosidad.

En todas las cosas y siempre, más rectitud de intención, más exactitud, y puntualidad, más generosidad en el servicio del Señor y entonces serás como el Señor quiere que seas.

Reflexiona sobre lo que escribes, porque el Señor te pedirá en de eso. Estate atento, periodista! El Señor te conceda las satisfacciones que deseas por tu profesión.

También ustedes, los médicos, vinieron al mundo igual que yo con una misión que cumplir. Escuchen con atención: les hablo de
obligaciones en un momento en que todos hablan de derechos. Tienen la misión de curar al enfermo, pero si no llevan amor al lecho del enfermo, no creo que las medicinas sirvan de mucho… El amor no puede prescindir de la palabra, ¿cómo pueden manifestarlo si no es con palabras que consuelen espiritualmente al enfermo? Ser portadores de Dios para los enfermos, eso será más útil que cualquier otro cuidado.

Sean como pequeñas abejas espirituales que no tienen en sus colmenas más que miel y cera. Que su casa, gracias a su conver sanción, esté llena de dulzura, paz, concordia, humildad y de piedad.

Empleen cristianamente su dinero y sus ahorros, y desaparecerá tanta miseria; y tantos cuerpos que sufren y tantos seres afligidos encontrarán consuelo y alivio.

No sólo te repito que al marcharte de esa ciudad, devuelvas la visita a tus conocidas, sino que lo considero una gravísima obligación. La piedad es útil para todo y se adapta a todo según las circunstancias, menos a lo que es pecado. Devuelve las visitas y tendrás también el premio de la obediencia y la bendición del Señor.

Yo creo que todas las estaciones del año se encuentran en sus almas a veces experimentan el invierno de muchas arideces, distracciones, desganas y aburrimientos; otras, los rocios de la primavera, con el perfume de las santas florcitas, entre los calores, el deseo de agradar a nuestro divino Maestro. No queda pues más que el otoño, en el que no ven grandes frutos, pero sucede con mucha frecuencia que, a la hora de trillar los trigales y de pisar las uvas, uno se encuentra con cosechas mucho mayores que las que prometen las siegas y las vendimias.

Ustedes quieren que todo sucediese en primavera y verano, pero no es necesario que existan también estas dificultades en el interior y el exterior. En el cielo todo será primavera en cuanto a la belleza, todo será otoño en el gozo, todo será verano en el amor.
No habrá ningún invierno. Pero aqui el invierno es necesario para ejercitarse en la abnegación y en las mil virtudes, pequeñas pero
bellas, que se practican en tiempos de aridez.

No tengan miedo a Dios porque Él no quiere hacerles ningún mal; ámense mucho, porque les quiere hacer un gran bien. Caminen sencillamente con la seguridad de que aciertan en sus decisiones y rechacen como crueles tentaciones esas reflexiones espirituales que hacen sobre sus adversidades.

Entréguense totalmente en las manos de nuestro Señor ofreciéndole los años que les restan de vida y ruéguenle siempre que los emplee y se sirva de ellos en la forma de vida que más le agade. No se inquieten con vanas promesas de sosiego, de agrado y de méritos, sino presenten a Él sus corazones totalmente vacíos de todo otro afecto que no sea su santo amor, y pídanle que lo llene de los impulsos, deseos y voluntad que sean de su agrado y verán que Dios les ayudará y harán mucho, tanto al elegir como al actuar

El Señor los bendiga y les haga menos pesado el yugo de la familia. Sean siempre buenos. Recuerden que el matrimonio comporta obligaciones difíciles que sólo la gracia de Dios puede hacerlas fáciles. Merezcan siempre esta gracia y que el Señor los conserve hasta la tercera y cuarta generación.

En la familia, ten convicciones profundas; sonríe en la abnegación y en la inmolación constante de toda tu persona.

La abnegación más importante es la que se practica en el hogar doméstico.

Nada más desagradable en una mujer, sobre todo si es esposa, que ser ligera, frivola y altanera. La esposa cristiana debe ser mujer de sólida piedad para con Dios, ángel de paz en la familia y digna y agradable con el prójimo.

Dios me dio mi pobre hermana y Dios me la quitó. Sea bendito su santo nombre. En estas exclamaciones y en esta resignación encuentro fuerza suficiente para no sucumbir bajo el peso del dolor. A esta aceptación de la voluntad divina los exhorto también a ustedes y encontrarán, igual que yo, alivio en el dolor.

¡La bendición de Dios les sirva de ayuda, apoyo y guía! Formen una familia cristiana, si quieren un poco de tranquilidad en esta vida. El Señor les dé hijos y después la gracia de orientarlos por el camino del cielo.

¡Animo, ánimo! Los hijos no son clavos.

Anímese, valerosa señora. Anímese, porque la mano del Señor, al sostenerla, no se quedó corta. ¡Oh!, sí, Él es Padre para todos pero lo es, de modo especialísimo, para los desgraciados; y de modo todavía más singular lo es para usted, que es viuda y con hijos.

Ponga en solo Dios todas sus preocupaciones, pues Él tiene cuidado especialísimo de usted y de esos tres angelitos hijos con que la quiso adornar. Esos hijos, por su conducta, serán su apoyo y consuelo a lo largo de su vida. Preocúpese siempre de su educación, no tanto científica cuanto moral. Téngalos en su corazón y quieren más que a las niñas de sus ojos. A la educanción de la mente, mediante buenos estudios, procure unir siempre la educación del corazón y de nuestra santa religión; aquella sin ésta, causa una herida mortal al corazón humano.

¿Por qué el mal en el mundo? Escucha con atención… Una mamá está bordando. Su hijo, sentado en un pequeño taburete, mira su trabajo pero al revés: ve los nudos del bordado, los hilos revueltos… Y dice: Mamá, ¿se puede saber qué haces? ¡Se ve feo tu trabajo!

Entonces la mamá baja el bastidor y enseña la parte buena del trabajo. Cada color está en su sitio y la variedad de los hilos se ajusta a la armonia del dibujo. ¡Así! Nosotros vemos al revés del bordado. Estamos sentados en un pequeño taburete.

Dichosa nuestra patria si, como madre del derecho, quisiera perfeccionar sus leyes en este sentido, y sus costumbres a la luz de la honradez y de los principios cristianos.

El Señor hace ver y llama pero no queremos ni ver ni responder, porque son los propios intereses los que nos agradan.

Sucede también en ocasiones que, al haber oido esa voz tantas veces, ya no se le presta atención; pero Él ilumina y llama.

Son los hombres quienes adoptan una actitud que los incapacita para oir.

Hay gozos tan sublimes y dolores tan profundos que es imposible expresarse en palabras. El silencio es el último recurso del alma cuando la felicidad es indecible y cuando los apuros son extremos.

Conviene familiarizarse con los sufrimientos que el Señor tenga a bien enviarnos. Jesús que no puede soportar mucho tiempo el tenerlos en aflicción, vendrá a animarlos y confortarlos, infundiendo nuevos ánimos en sus corazones.

Todas las concepciones humanas, vengan de donde vengan, tienen su lado bueno y su lado malo. Hay que saber asimilar y tomar todo lo bueno y ofrecerlo a Dios, y eliminar todo lo malo.

¡A!, mi valiente hija, es una gracia fuera de serie el comenzar a servir a Dios, cuando la flor de la edad nos hace más susceptibles a toda clase de impresiones. ¡Oh! qué don tan grato cuando se ofrecen al mismo tiempo las flores y los primeros frutos del árbol. ¿Y qué podrá apartarte de la ofrenda total de ti misma al buen Dios, al haberte decidido de una vez para siempre a dar un puntapié al mundo, al demonio y a la carne, lo que con tanta decisión hicieron por nosotros nuestros padrinos en el bautismo?

¿O quizás el Señor no se merece de ti este sacrificio?

Recuerden que Dios está en nosotros cuando estamos en gracia y está, por así decirlo, fuera de nosotros cuando estamos en pecado, pero su ángel no nos abandona nunca… Él es nuestro amigo más sincero y fiel, cuando no tenemos la desgracia de entristecerlo con nuestra mala conducta.