Testimonio de MONICA ELINA AGÜERO, Durazno

En mis años de estudiante liceal, era fanática del programa de radio «Musicalísimo», que conduce el conocido Abel Duarte.

Ademas de la música, me escuchaba todas las entrevistas que le hacia a sus invitados y era muy común que hubiera interacción entre los radio-escuchas y Abel. Una tarde, la voz de una señora acaparó mi atención (aclaro que Abel es fiel devoto del Padrecito).

Es así que comienza a contar su experiencia, su vivencia, que a partir de ese momento seria quién sin saberlo me hiciera amar a Pio.

Era una tarde de calor, aquella señora viajaba con su esposo por ruta 3 hacia el Norte. En determinado punto ven a un señor mayor de barba, mediana estatura, haciendo dedo y no dudan en parar y arrimarlo a su destino. Se encontraron con una persona amable, de interesante conversación, mirada cálida, voz dulce, pero lo que mas les llamo la atención fue su exquisito perfume, mezcla de rosas y jazmines.

En determinado momento le manifiestan que hasta allí lo podían llevar, a lo que el anciano les agradece su atención pero cuándo se van a dar vuelta para despedirse, menuda es la sorpresa, el eventual acompañante había desaparecido.

Perplejos y sin entender nada, siguieron su marcha y al cruzar el puente sobre el arrollo «Los chanchos” un cartel indicador de
la «Gruta del Padre Pio” les llama la atención y deciden desviarse de la ruta e ir hasta allí por simple curiosidad. Cuando llegan y se paran frente a la imagen, menuda sorpresa! ese santo que tenían enfrente era, nada más ni nada menos que la del señor que habían levantado en la gruta.

El Padre Pio se había aparecido, se les había personificado. Imagínese ustedes escuchar eso en una radio. Desde ese momento comencé a invocarlo y procurar una estampita con una oración. Es así como, al poco tiempo, en una exposición de libros católicos me encuentro con la tan anhelada estampita que, ademas tenia una reliquia, un pedacito diminuto de su ropa.

aquel momento hasta hoy le invoco constantemente y trato de hacerlo conocer. No me permito que me falten medallitas con su imagen para entregar a quien necesite de su ayuda, maxime si está atravesando algún problema de salud. Mi amado Padre Pio siempre me escucha y responde. Cuando me tocó vivir desde muy cerca la terrible enfermedad de una persona muy querida, le
pedí que si los planes de Dios no coincidian con mis deseos, le diera calidad de vida y en su momento final no se diera cuenta ni sufriera dolor alguno. Así fue. Rojer se durmió y paso a la vida eterna, en paz y sin dolor alguno.

Hace tres o cuatro años, alguien de mi entorno se enfrentó a una cirugía la que, por la intersección del Padre Pio fue un éxito. Desde ese momento, nuestra visita a su gruta en Salto es cita obligada y en unos de esos viajes trajimos una imagen de unos 500 m de alto para que, quienes quisieran se arrimaran a venerarla en la lglesia San Pedro de mi ciudad Durazno.

Hace unos pocos meses, con mucha pena recibí la triste noticia que manos inescrupulosas lo habian retirado de su lugar quien sabe con qué finalidad. El dolor fue grande, la impotencia mas pero no fue impedimento que me detuviera para poder traer otra y colocarla en el mismo lugar. Es asi que, desde hace cuatro meses y con la colaboración de Marina y Walter, una nueva imagen espera a que sus fieles y cuantas personas quieran acercarse, puedan hablar con el Padrecito, agradecerle y pedirle que les otorgue un favor.

Muchos son los favores que he recibido y le agradezco siempre a Dios el haberme permitido escuchar aquella linda historia en la vieja Radio Oriental.