Mi hijita Andrea, di cinco años de edad comenzó a acusar hemicráneas, somnolencia y vómito. Por estos síntomas le consultamos al médico neurólogo que ordenó de inmediato una tomografía del cerebro. Esta arrojó como resultado la presencia de un tumor. El Cirujano dictaminó que era menester operarla de inmediato, pero nos dijo que no podía asegurarnos el éxito de dicha intervención por la malignidad del tumor y la gravedad del caso.
Ante esta situación estábamos desesperados y con gran amargura. Una señora amiga, viendo nuestra desolación nos entregó una estampita del venerado Siervo de Dios el Padre Pío de Pietrelcina, exhortándonos a rezarle con fe en su prodigiosa intercesión. Desde ese momento comenzamos a rezar la novena en honor al Sagrado Corazón de Jesús y la oración para la glorificación del Padre Pío, pidiéndoles con gran fe la gracia de la curación de nuestra hijita.
La intervención quirúrgica duró ocho horas. Al término de la misma, los médicos nos dijeron que todo había salido bien, pero que era necesario esperar unos días pues podían surgir complicaciones. De hecho al día siguiente se le detectó la presencia un coágulo y fue necesario volverla a operar. Otro coágulo se le formó al día siguiente y hubo que operarla nuevamente.
Seguidamente la niña pasó a terapia intensiva con respirador artificial. Permaneció por cinco días en estado de coma sin dar señales de vida.
No obstante todas las dificultades seguíamos rezando con mucha fe y esperanza y lo sentíamos al Padre Pío muy cerca de nosotros. Estábamos seguros de que nos había escuchado. De hecho, pasados unos días la niña comenzó a reaccionar y al cabo de diez días la llevaron a una habitación de la clínica. Desde entonces la mejoría se fue haciendo cada vez más evidente y por fin le dieron de alta.
Cada semana la llevábamos al consultorio para nuevos chequeos. Al cabo de diez meses el doctor solicitó una nueva tomografía del cerebro. Esta arrojó como resultado que no hay residuos de tumor.
Hoy día la niña tiene seis años, se encuentra totalmente sana, y hace vida normal. Mi esposo y yo vemos en esta curación la intercesión del venerado Padre Pío de Pietrelcina y por eso queremos hacer pública nuestra gratitud a Dios nuestro Señor, a su Stma. Madre y al querido Padre Pío por esta gracia tan grande y por la alegría de tener nuevamente sana a nuestra hijita Andrea.
En fe, Rosy Torres de Medina
Quito, marzo de 1991