Testimonio de Schepler  de Lauber, Soriano

Por medio de la presente deseo manifestarles una gracia muy grande alcanzada con la intervención del Siervo de Dios el Padre Pío de Pietrelcina.

En el pasado mes de febrero de regreso de unas cortas vacaciones con mi esposo, advertí unos síntomas o alertas de que algo no funcionaba bien en mi organismo. De inmediato consulté a mi ginecóloga. Esta me ordenó un colposcopía, a pesar de haberme hecho previamente varios estudios con resultados favorables. 

Yo le pedí expresamente que, cuando tuviera los resultados de dicha colposcopía  no me ocultara nada, aún cuando el resultado no fuera bueno. Al cabo de unos días me telefoneó diciéndome que lo mío no había venido bien. En primera instancia me aconsejaba un legrado, pero veía asimismo posibilidad de operar. Todo esto ocurrió en el mes de marzo y me dieron fecha para operarme recién el 4 de julio. Yo le rogué fervientemente al Padre Pío para que me ayudara a poder adelantar la operación y para que todo se resolviera satisfactoriamente. 

Su intercesión no se hizo esperar y la operación pudo anticiparse al 17 de mayo. Me hicieron una histerectomía. Yo por mi parte nunca sentí un dolor, es como si no hubiera sigo operada. Mi estado físico, mi estado de ánimo, mi semblante todo parecía negar que hubiera sido sometida a una intervención quirúrgica de esa gravedad.  Lo que se me extrajo fue mandado a analizar. El resultado demoró varios días. Yo seguía rezando con gran fe al venerado Padre Pío segura de que el Señor habría escuchado sus oraciones.

El 1 de julio, día en que me reintegraba a mi trabajo, me telefoneó la ginecóloga dándome la grata noticia de que todo había salido satisfactoriamente, que todo había sido extirpado muy a tiempo y con total seguridad. 

Sólo me queda agradecer infinitamente al Padre Pío, que escuchó mis ruegos para que todo finalizara en forma tan exitosa.

 En verdad, cada día me aferro más al Padre Pío y él me acerca mayormente a Dios.

En fe,

Ilda Schopfer de Lauber

Mercedes, Soriano, 25/7/91