En el 2005 mi esposo fue internado de urgencia por lo que después se diagnosticó como disección de aorta, luego de varios días angustiantes en el CTI decidieron operarlo.
Como se puede imaginar desde el primer día se lo encomendé al Padre Pío, pero no me permití recordárselo ni una sola vez, pues yo sabía lo que él opinaba al respecto.
La mañana de la operación yo estaba esperando el resultado de la misma con el nerviosismo imaginable en una sala de espera llena de público, probablemente esperando también el resultado de la operación de un ser querido.
A mi derecha estaba sentado un señor, que de repente comienza a cantar en italiano «Santa Lucía», no para él sino con vos bastante fuerte, una canción que a mi marido italiano le encantaba cantar.
Imagine la situacion anómala, sala de espera repleta de gente y a nadie le llamo la atención que alguien cantara, ni nadie se molesto. Por si fuera poco, el hombre estaba sentado al lado mio y cantó en italiano una de las canciones preferidas de mi marido; cantó una o dos
estrofas luego hizo silencio. Fue tan sorprendente la situación que interpreté que ese tenía que ser un mensaje del Padre Pio y en
forma inmediata me quedé tranquila; no pasaron ni cinco minutos cuando se abrió la puerta y el cirujano me dijo que gracias a Dios
todo había salido bien.
Siempre me ha quedado la duda acerca de si las demas personas de la sala de espera escucharon lo mismo que yo…