En octubre de 1996 mi hija Luciana tuvo un accidente automovilístico muy grave con fractura de cráneo y hematomas cerebrales.
Eran las 4 de la mañana. Comenzamos a encomendarla al Padre Pío y nuestras oraciones se alternaban con los informes médicos, siempre gravísimos
Así estuvo en estado de coma, con respirador artificial seis días enteros,
El séptimo día, a las 20 horas, el informe médico declaraba que la evolución no se había producido como ellos deseaban y, por tanto quedaban pocas esperanzas.
Yo reaccioné insistiendo en mi oración. A las 22 horas vienen a avisar que Luciana había despertado, conocía a todos y hablaba. A los tres días le dieron el alta y volvió a casa.
Hoy estudia regularmente en la Universidad y trabaja 7 horas diarias.
Ana María Muniz de Iturroz Montevideo.