Soy una señora de 47 años, que fumaba desde los 13 años.
Un día tuve un problema de salud y el doctor me dijo que tenía que dejar el cigarro; que, si lo dejaba, en cinco años estaba curada y, en caso contrario, era candidata al cáncer de pulmón.
Estuve luchando tres años y no logré dejarlo.
Trabajando en una casa de familia, devotos del Padre Pío, empiezan a contarme lo milagroso que es y me regalan una estampita con su imagen.
Empiezo a pedirle que, por favor, me haga dejar el cigarrillo. Era el lunes 24 de mayo.
Volví para mi casa y seguía con la mente pidiendo la gracia. Así todo ese día y toda la noche: hasta
soñando lo decía el martes 25 de mayo, día de su cumpleaños.
Me despierto, voy a llevar un cigarro a la boca, como todos los días y…el milagro se había cumplido.
Le tenía un asco tan grande, que, hasta el día de hoy, ya pasaron 4 años y no puedo sentir ni el olor del tabaco.
Haydee Puglia El Pinar