Quisiera compartir con los lectores de “La voz del Padre Pío” un milagro obrado por la intercesión de
este Siervo de Dios.
Mi padre Juan Antonio Robaina, de 74 años de edad, fue operado de urgencia el 1 de Agosto del año
pasado en la Clínica “Casa de Galicia” de esta Capital.
Se le había detectado la obstrucción de una arteria de las piernas que hasta ese entonces era la única que le funcionaba. La operación fue todo un éxito pero al cabo de dos días comenzó a empeorar y tuvo que ser internado en el C.T.I. (Cuidados intensivos) sin ninguna posibilidad de salvarse.
Yo estaba desesperada y no sabía a qué atinar. En ese momento una persona amiga me habló del
Padre Pío y me exhortó a rezarle con fe para que nos alcanzar la gracia de la salud de mi padre.
Me trajo también al señor Pedro Citera, terciario franciscano, que aplicó a mi padre una reliquia del venerado Siervo de Dios.
Mi padre sin embargo seguía empeorando y ante la inminencia de un desenlace fatal le llevamos un
sacerdote que le administró la Unción de los enfermos.
Yo por mi parte seguía esperando con mucha fe e insistencia al venerado Padre Pío.
Al día siguiente, cuando entramos a verlo: ¡Sorpresa! Estaba consciente, con sus ojos abiertos y
entendía todo lo que hablábamos.
Salí afuera llorando y agradeciéndoles a Dios que por medio de su Madre Stma. y del Padre Pío mi padre empezaba a mejorar. Siguió mejorando día a día hasta que fue dado de alta.
Hoy 17 de mayo lo he llevado al Grupo de Oración del Pare Pío que se reúne en la Parroquia de los Santos Apóstoles (PP. Palotinos) para darle gracias a Dios y al venerado Padre por esta gracia tan singular.
Hasta ese entonces yo no le conocía al Padre Pío, pero hoy, yo y mi familia somos devotos y grandes
propagadores de los Grupos de Oración.
Muy agradecida,
Lydia R. de Velázquez. Montevideo, mayo de 1993