Por medio de ésta deseo hacer pública nuestra gratitud por una gracia muy grande alcanzada por la
intercesión del venerado Padre Pío de Pietrelcina.
Tenemos un hijo de 24 años de edad. Desde hace ya varios años cayó en la droga. Intentó salir de ella
muchas veces, pero no tuvo las fuerzas para hacerlo.
Su salud se quebrantó mucho a raíz de ello, tanto que el médico le dijo que si continuaba así no le aseguraba más de tres meses de vida.
Mi esposo y yo estábamos desesperados y después de haber recurrido a la ciencia, nos hemos puesto
a rezarle con mucha fe al venerado Padre Pío, poniendo su reliquia junto a la foto de nuestro querido hijo.
Le pedíamos que le ayudara a salir definitivamente de la droga y a encontrar la serenidad interior.
Muy lentamente comenzó a mejorar y a recuperar sus fuerzas.
En 1990 mi hijo salió definitivamente de la droga.
Hoy en día su vida ha cambiado totalmente. Está rehabilitado, trabajando, afincado, pagando alquiler,
viviendo digna y honestamente.
No nos cansaremos de dar gracias a Dios nuestro Señor y al querido Padre Pío que, como siempre,
nos ha escuchado y ha intercedido por todos nosotros.
En fe,
Familia Lezama Montevideo, abril de 1991