Testimonio de Alba R. Aguiñagalde de Andiarena. Salto, Salto

Por medio de la presente deseo hacer pública nuestra gratitud hacia Dios nuestro Señor y al venerado
Padre pío de Pietrelcina por una gracia muy importante alcanzado por su intercesión.

Mi nieto, Luis Miguel Andiarena Ferro, actualmente de dos años de edad, al comenzar a caminar, a los
catorce meses, presentaba una seria deficiencia motriz: caminaba en puntas de pie, sin poderse apoyar
en sus talones.

El tiempo pasaba y no se notaba ninguna mejoría. Consultado un especialista opinó que
era menester llevarlo a la capital, (Montevideo) para que le examinara el cirujano traumatólogo el Dr.
Cañoli, considerando que la única solución sería la operación de tobillos, con posterior convalescencia de
yeso.

En octubre del año pasado (en ese interín se hizo la novena al Padre Pío con gran fe) sus papás
llevaron al niño a Montevideo y consultaron dicho especialista.

Gran sorpresa y alegría tuvieron cuando el médico les dijo que el chico es inmaduro, que no le exigieran nada, que sólo el tiempo habría resuelto el problema y que no era en absoluto necesaria la operación.

Ha pasado casi un año y el chico corre y anda por todos lados, apoya ya un pie perfectamente y apenas
si le queda una pequeña dificultad en el otro.

Nosotros estamos seguros de que el Padre Pío ha intercedido por el niño y que, gracias a su
intercesión, hoy su problema se va gradualmente normalizando.

Es por ello que queremos manifestar públicamente nuestra gratitud y elevamos preces a Dios nuestro Señor por la glorificación del venerado
Siervo de Dios.

En fe,
Alba R. Aguiñagalde de Andiarena. Salto