Testimonio de María Teresa Leguzcus de Ruiz Montevideo, Montevideo

Les escribo para hacer conocer una gracia alcanzada por la intercesión del Padre Pío de Pietrelcina.

Una tía de nombre Elena Romay sufrió un desprendimiento de retina a los seis meses de haber sido
operada de cataratas.

Corría el riesgo de quedar completamente ciega. Fue operada otras tres veces.

Durante varios meses elevé mis fervientes oraciones al venerado Siervo de Dios el venerado Padre Pío
de Pietrelcina, pidiendo por la recuperación de su visión. A los tres meses mi tía Elena había mejorado
notablemente y ya es capaz de desenvolverse por sí sola. Es una mujer que nació a la vida, después de
haber vivido en la ceguera.

Mucho agradezco a Dios nuestro Señor y al venerado Padre por su gran ayuda.

En fe,
María Teresa Leguzcus de Ruiz Montevideo