Testimonio de Lila Hortegusa, Montevideo

Rev. Padre Postulador,

Me dirijo a Ud para poner en su conocimiento las gracias que, en mi opinión, el Señor se
dignó concederme por la intercesión del Padre Pio de Pietrelcina.

La primera de ellas es la siguiente: encontrándose gravemente enferma una señora anciana,
pariente mía y temiendo yo por la salvación de su alma, pues había transcurrido largos años
alejada de los Sacramentos, la encomendé con gran fervor al Padre Pío y cuál no sería mi
sorpresa al saber que, dicha señora, viendo a su esposo muy grave, pidió que le trajeran un
sacerdote para que le fueran administrados los Santos Sacramentos y quiso recibirlos ella
también. Tomando a su esposo de la mano, fallecieron plácidamente ante el asombro y la
edificación de parientes y amigos.

La segunda gracia se refiere a un sobrino mío, católico práctico, enfermo de los nervios, por
lo cual se vio obligado a interrumpir sus estudios y a ser internado varias veces en una clínica
psiquiátrica. Habiendo hecho crisis su enfermedad, al extremo que durante cinco meses casi
consecutivos permaneció internado, encomendé fervorosamente su salud al Padre Pío y le
prometí que habría publicar la gracia si nos la hubiera concedido.

Han transcurrido más de dos años, y no sólo no ha vuelto a internarse, sino que logró
emplearse y ejercer su actividad con el beneplácito de sus patrones.
Atentamente,

Lila Hortegusa, Montevideo.