Un día Ana Laura y la que escribe María José Ramos, se encontraban con un gran problema de vivienda, que parecía no tener solución.
Nuestra abuela encomendó este problema al Padre Pío y nos dio las oraciones para que nosotras también las hiciéramos.
Con mucha fe la abuela y nosotras pedimos al padre Pío de Pietrelcina.
No ha transcurrido un año de nuestros ruegos, cuando hoy Ana Laura Ramos disfruta de su linda casa con su hermosa familia, y yo tengo mi casa también que poco a poco voy terminando todo los días, gracias a Dios y al Padre Pío.
María José Ramos Paladino, las Pierdas Canelones