Estando embarazada de una nena, hasta el séptimo mes todo transcurrió sin problemas y , a partir de una ecografía estructural, supimos que había retrocedido en el crecimiento, a partir de ahí el ginecólogo resuelve que debo hacer quietud total.
Un día sentí la necesidad de estar sola, quería rezar y me sentía muy angustiada.
Le pedí a Dios que nos ayudara para que naciera la niña sanita.
En esto se presenta en mi casa una querida amiga acompañada por otra señora que yo no conocía, rezó la oración de los enfermos, me regaló la estampa del Padre Pío con la reliquia y traía un guante del Padre.
Dios contestó rápido a mi llamado.
Tuve una niña preciosa, sanita, que ya tiene un año y medio y cada dio doy gracias a Dios y al Padre Pío por mi familia y deseo que bendiga al médico que me trató y a su familia.
María Victoria Nigro de Castrillón. Tacuarembó