Por medio de la presente deseo manifestar públicamente mi gratitud por una gracia muy grande que me
ha alcanzado el venerado Siervo de Dios el Padre Pío de Pietrelcina.
Se trata de mi hermano al que le fue detectado un coágulo en el cerebro.
La única solución, después de profundos y pormenorizados exámenes era la operación, aunque ésta, como podrá imaginarse, se presentaba sumamente arriesgada, con pocas esperanzas de éxito.
Con gran sorpresa cuando fueron a localizar dicho coágulo para la operación, había desaparecido, como
por arte de magia, Con asombro los médicos manifestaron: “Si existen los milagros, éste es uno de ellos”
Hoy está totalmente recuperado y ha vuelto a hacer una vida absolutamente normal.
Todo esto se lo debemos a la intercesión del venerado y amado Padre Pío a quien encomendamos el caso con fervientes súplicas y gran fe.
En fe,
Glader da Silva Melgares Punta del Este (Maldonado) 23/7/90