Por medio de ésta deseo manifestar públicamente mi gratitud por una gracia inmensa que he alcanzado
por la intercesión del venerado Padre Pío de Pietrelcina.
Hace tres años fui operada de la mama izquierda de un nódulo. Desde entonces cada tres meses voy a
control aquí en mi ciudad y luego viajo a la Capital, donde me examina el Dr, Leborgne, el oncólogo que
me operó.
En setiembre el control dio resultado positivo: otro nódulo en la mama derecha. El Dr. Leborgne me
ordenó un estudio urgente.
Yo estaba desesperada, el mundo se me vino abajo. Comencé a invocar al Padre Pío, pidiéndole que
intercediera por mi salud, para que todo saliera bien. A pesar de lo difícil del caso, yo no perdía las
esperanzas, pues tengo una gran fe en la bondad de Dios y en la eficaz intercesión del amadísimo Padre
Pío.
Cuando fui al Hospital para hacerme dicho estudio llevé la reliquia del Padre Pío y seguía invocándolo
con gran fe. El examen duró más o menos una hora. Luego me hicieron esperar en una salita el
resultado. Yo seguía rezando e invocando al Padre Pío, segura de que no me habría defraudado.
Al cabo de unos minutos el especialista me dio: “Usted no tiene nada, puede irse tranquila” Añadió que no se explicaba por qué me habían indicado ese examen tan doloroso si yo no tenía absolutamente nada.
Yo misma, al tacto, constaté que el bulto había desaparecido.
Y a esto debo añadir que el Dr. Leborgne es una verdadera eminencia en la materia.
Mil gracias Dios mío por tu infinita bondad y misericordia. Mil gracias Padre Pío, porque una vez más me has demostrado tu ayuda y protección. ¡Que pronto te veamos en los altares.!
En fe,
María Esther Rivas de Ayala. Paysandú, 16/11/89