Soy una joven de 25 años de edad, casada desde hace más de cuatro años.
Los primeros años de mi vida matrimonial fueron sumamente dichosos. Sin embargo, al cabo de algunos años las cosas fueron
cambiando y nuestra vida se fue volviendo rutinaria y problemática.
En un determinado momento, sin causas claras, mi esposo me dijo que no sentía bien a mi lado por lo que se alejó de mí, dejándome
sumida en la desesperación.
Esta situación tan dolorosa me hizo acercar mayormente a Dios y a la Iglesia y comencé a rezarle al P.Pío para que me alcanzara la gracia de salvar el hogar que Dios unió y bendijo. Y el Padre Pío ha intervenido por mí.
Mi esposo ha vuelto a mi lado, aunque aún no en forma definitiva, pero con proyectos de hacerlo muy pronto.
Doy mil gracias a Dios y al venerado Padre Pío por haberme escuchado y les pido que continúen bendiciendo nuestro hogar.
Muy atentamente,
Ana Canto de Acosta Montevideo, 28 de junio de 1989