Quisiera comunicarle el relato de una gracia muy importante que hemos alcanzado por la intercesión
del Siervo de Dios el venerado Padre Pío de Pietrelcina.
Mi hermano estaba internado y se moría desangrado por una hemorragia en el esófago.
A 74 años de edad los médicos no se atrevían a operarlo, incluso porque temían que su corazón no resistiera.
En mi dolor recurría al venerado siervo de Dios encomendándole encarecidamente a mi hermano, con
gran fe de que él me habría alcanzado del Señor la gracia de su salud. Mientras oraba con gran fe le
apliqué sobre el pecho una estampita con reliquia del Padre Pío. Desde ese momento cesaron las
pérdidas de sangre y el mismo médico se maravilló afirmando que se trataba de un verdadero milagro.
A continuación se hicieron varias transfusiones y hasta se atrevieron a operarle, siendo todo un éxito. Y
decir que no querían operarlo pues lo consideraban un caso perdido.
Estoy profundamente agradecida al venerado Padre Pío ya que mi hermano, a los veinte días de la
operación se marchó a su casa y hoy goza de perfecta salud.
Lo saluda muy agradecida
Sor Domitila Vecinday, Capuchina Montevideo, 8 de julio de 1987