El milagro del Padre Pío en Uruguay

La Bilocación se refiere a la presencia simultánea de una persona en dos lugares diferentes. El Padre Pío que tenía ese don, ignoraba cómo o porqué sucedía, pero cuando sucedía, él era consciente de los dos lugares en los que se encontraba.

Las personas a las que se les aparecía no tenían contacto directo con él, pero sí podían verlo con toda claridad.

Amistad entre Padre Pío y la Flia. Damiani

Estando en Roma en 1921 y a raíz de una dolencia que lo aquejaba, Monseñor Damiani fue a consultar a un fraile Capuchino en San Giovanni Rotondo del que le habían hablado, quien sanaba a los enfermos.
En la ocasión, el Padre Pío lo bendijo y le dijo: -“Ahora ve a que te vean los Médicos”. Éstos determinaron después que su enfermedad había desaparecido.

Ahí comenzó una entrañable amistad entre ambos, que se extendió por muchos años y tuvo su culminación cuando, en el año 1941, estando M. Damiani en su lecho de muerte en el Palacio Episcopal de Salto, Uruguay, fue asistido por el Padre Pío, quien se encontraba en San Giovanni Rotondo, por medio de un fenómeno conocido como Bilocación.

De esta manera, el Santo cumplió la promesa hecha a su amigo años antes, de que lo iba a asistir en su lecho de muerte. Este inusual episodio fue reconocido como Milagro por la Iglesia Católica. La historia de esta relación está narrada por una sobrina de Monseñor Damiani llamada Margarita Damiani Silveira en su carta enviada a la revista La Voz del Padre Pío.

En el año 1924 Moseñor Damiani había llevado a su hermano barítono Víctor Damiani a conocer al Padre Pío, con quien entabló también una sólida amistad que se hizo extensiva a toda su familia.

Cuando estaba en San Giovanni Rotondo, Víctor Damiani solía cantarle a la Virgen para deleite del Padre Pío, lo que solía ser uno de los pocos descansos que tenía el Santo en su sacrificada vida. También solía dar conciertos benéficos para recaudar dinero para la construcción del hospital Sollievo de la Soferenza que recién comenzaba.

Su hija Margarita dio un hermoso testimonio de esta relación al que tituló Hombre de Fe.

Cartas

Entre el Padre Pío y Flia. Damiani
San Giovanni Rotondo, Febrero 11 de 1924

Carta del Padre Pío para José Víctor Damiani

Mi querido Víctor.

Recordado siempre con mucho placer, te agradezco tus cantos preciosos, en nombre de dulce Jesús. Gracias, gracias infinitas te doy, tú con tu señora están siempre presentes en mis oraciones. Siempre le rezo a Él para que te socorra y te de suerte.

Fernando ha estado aquí por unos días y en la conversación hablamos seguido del querido Víctor.

Oh, qué felices hubiéramos sido si te hubiéramos tenido en medio de nosotros algunos días, pero la felicidad no les es concedida a los míseros mortales mientras vivamos en el exilio.

Nos volveremos a ver cuando Jesús quiera, esperemos que sea pronto.

Saludos a tu señora.

El Padre Guardián retribuye tus saludos y te hace saber que la celda está siempre abierta para ti. Te abraza con fraterno afecto y te bendigo con el corazón.

Padre Pío.

Roma, Febrero 9 de 1924

Carta de Monseñor Fernando Damiani a José Víctor Damiani

Sr. Don José Víctor Damiani, Barcelona

Queridísimo hermano:

El buen Padre Pío me dijo que desde que nos conoció no ha dejado de rezar ni un solo día por nosotros y que podemos estar seguros que no nos olvidará ni un solo día. ¿Qué te parece?

Me hizo quedar dos días con él y me atendió muchísimo. Se interesó mucho por nuestro querido Uruguay y en especial por Salto: me dijo que si en Uruguay hubiera tanto Clero como en Italia me haría quedar con él, pero como allá hay tan poco, si de él dependiera se iría conmigo, y que si fuese pulga se prendería de mi sotana para irse conmigo.

Fernando.

San Giovanni Rotondo, Enero 22 de 1924

Carta de Monseñor Fernando Damiani a José Víctor Damiani

Sr.  Don José Víctor Damiani, Barcelona

Hermanito mío queridísimo:

El R. P. Pío me recibió con paternal cariño y me dedicó todas las horas que pudo.

(…)

El Padre Pío me dijo que si en Uruguay hubiera tanto Clero como hay aquí se hubiera quedado para siempre en él. Pero que habiendo tan poco Clero, si dependiese de su voluntad, se iría conmigo a trabajar al Uruguay.

(…)

El P. Pío me dijo que todos los días y varias veces al día se acuerda siempre de rezar por nosotros. Que no nos olvida nunca.

(…)

Fernando.

1924

Testimonio de María Adela, señora de Víctor Damiani

Nos trasladamos primero a Foggia y luego a San Giovanni Rotondo, donde estaba el Convento de los Padres Capuchinos y habitaba el Padre Pío.
Yo ansiaba conocerlo y pedirle su bendición (sobre todo por mi estado de gravidez), mi viejo ya lo conocía y le encantaba volver a verlo, además no queríamos dejar Italia sin despedirnos de él.
Describo brevemente nuestra llegada a San Giovanni Rotondo –una pobrísima aldea de campesinos dedicados a la cría de ovejas y de cabras (que les daban la famosa ricotta.)
No había en la localidad Hoteles ni Pensiones –unos campesinos nos dieron alojamiento en su casa que consistía en los bajos de un enorme espacio donde estaban los animales, y arriba por una angosta escalera se llegaba a la parte alta donde pernoctamos con luz de candil.
Al otro día salimos a pie por el camino que llevaba al Convento que era en la altura –tengo patente ese recuerdo de las campesinas Napolitanas con sus trajes regionales con sus corseletes – rezando en voz muy alta el Rosario-
Ave María –piena di grazie- il Señor e teco, tu sei benedetta fra le donne… ¡qué lindo recuerdo!
Llegué finalmente a conocer al Padre – estaba en un gran salón rodeado de campesinas que hablaban muy fuerte –no me animé a acercarme y me fui con el viejo a casa de María Payle, una norteamericana convertida al catolicismo que habitaba muy cerca, casi enfrente- mujer admirable que al pasar por San Giovanni quedó atrapada viendo al Padre sufriente con los 5 estigmas que le había marcado el Señor y en su grandiosa labor apostólica y social – renunció a todo- fue desheredada por su madre y se quedó allí haciéndole a veces de secretaria, de intermediaria , etc. En su casa, que era la casa de todos nos quedamos ese día.
El Padre que se había dado cuenta de mi timidez me mandó buscar y me atendió personalmente. No puedo explicar lo que fue esa primera entrevista –tenía en los ojos una dulzura- algo tan especial que me hacía llorar – me habló con cariño y al decirle yo que extrañaba mucho me dijo: “hija, te acostumbrarás”, a lo cual yo contesté: Es que no quiero acostumbrarme – se sonrió y me dijo: “si no quieres no te acostumbrarás” y en verdad nunca me acostumbré a estar lejos de mi Patria… de mi familia… de mi gente…
De allí volvimos a Nápoles y tomamos el vapor que nos condujo a Montevideo.

Carta que le estaba escribiendo Monseñor Fernando Damiani al Padre Pío, en sus últimos momentos

Padre Pío: San Giovanni Rotondo

 

SPASMI CONTINUI E DI CUORE MI AMILLIANO

Espamos continuos y del corazón me atormentan

San Giovanni Rotondo, 23 de Marzo, 1962

Carta de María Payle a María Adela, señora de Víctor Damiani

Mi queridísima, querida Adela

¡Qué sorpresa dolorosa me ha dado su carta con la trágica e inesperada noticia!

Se lo he hecho saber enseguida a nuestro amado Padre, pero no he escrito porque quería esperar mi día de confesión para tener una palabra Suya y esta mañana le he hablado. Me ha dicho que había sentido el corazón atrapado en el sentimiento de que había muerto el amado amigo y según sus palabras, que estaba ya en el cielo alabando a Su Dios.

Ha dicho que él puede rezar por nosotros y ha dicho que usted puede sentirse confortada al pensar que esa bella alma está delante de la mirada de Dios.

Me siento arrepentida de no haber contestado a la querida carta que él me escribió antes de Navidad y que yo había referido todo al Padre Pío recomendando uno par uno a toda la familia.

Envío las más sentidas condolencias del Padre y las mías también para la querida Margotta y todos.

Con todo mi cariño,

 María Payle.

Reliquias

Pertenecientes a la Flia. Damiani

Fotos y testimonios

Amistad entre Padre Pío y la Flia. Damiani