Novena en preparación para la fiesta de San Pío de Pietrelcina el 23 de septiembre.
PRIMER DÍA
San Pío de Pietrelcina, tenías los signos de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo en tu cuerpo.
Has llevado estos estigmas contigo, soportando tanto el sufrimiento físico como mental, que atormentaron tu alma y tu cuerpo en un sacrificio continuo.
Te suplicamos que reces por nosotros para ayudarnos a soportar durante nuestra vida terrena las cruces, tanto pequeñas como grandes.
Te rogamos ofrecer éstos nuestros sufrimientos a Dios, y asegurarnos un lugar con él en la Vida Eterna.
«Te conviene comprometerte con los sufrimientos que Jesús te enviará. Jesús no puede tolerar verte afligido y vendrá a ti y te consolará, bendiciéndote con muchas gracias para tu alma». Padre Pio
Oración al Sagrado Corazón:
Oh Señor Jesucristo, confío esta intención a tu Sagrado Corazón [petición].
Dirige Tus ojos misericordiosos hacia mí. Deja que Tu Sagrado Corazón decida.
Confío en Ti, tengo fe infinita en Ti, me entrego totalmente a Tu misericordia.
Señor Jesús, sé que no me abandonarás.
Sagrado Corazón de Jesús, confío en ti.
Sagrado Corazón de Jesús, creo en Tu amor por mí.
Sagrado Corazón de Jesús, que venga Tu Reino.
Oh Sagrado Corazón de Jesús, te he pedido muchas gracias, pero desde lo más profundo de mi corazón te imploro ardientemente por ésta. Tómala, ponla en Tu Corazón. Cuando el Padre Eterno la vea cubierta por Tu Preciosísima Sangre, no la rechazará. Ya no será mi oración sino Tu oración, Oh Jesús.
Sagrado Corazón de Jesús, pongo mi confianza en ti. Que nunca me confunda. Amén.
SEGUNDO DÍA
San Pío de Pietrelcina, tú que, junto con nuestro Señor Jesucristo, has podido resistir las tentaciones del Diablo.
Sufriste la agresión y la opresión del demonio del infierno, que quería llevarte al pecado y hacerte abandonar tu camino hacia la Santidad.
Te pedimos que nos cuides para que, con tu ayuda y la protección de todo el Reino Celestial, podamos encontrar la fuerza para vencer el pecado y perseverar en nuestra Fe hasta el día de nuestra muerte.
“En los asaltos del diablo, no debes temerle, debes recurrir a Jesucristo. Siempre recuerda ésto: es una buena señal cuando el enemigo habla fuerte y grita alrededor de tu conciencia, ya que ésto demuestra que él no está adentro«. Padre Pío
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TERCER DÍA
San Pío de Pietrelcina, amabas mucho a nuestra Madre Celestial y has recibido gracias y consuelos diarios de ella.
Por favor intercede por nosotros con la Santísima Virgen. Pon en Sus manos nuestros pecados y nuestras oraciones frágiles, para que, al igual que en Caná de Galilea, el Hijo pueda decir sí a la Madre y nuestro nombre pueda estar escrito en el Libro de la Vida.
«Que María sea la estrella que guía tus pasos a lo largo del desierto de la vida terrenal, y te señale el camino seguro para llegar un día al Padre Celestial. Ella será, para ti, un ancla a la que debes aferrarte en la hora de la tentación«. Padre Pío
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CUARTO DÍA
San Pío de Pietrelcina, amaste a tu Ángel Guardián que te aconsejó y acompañó, te guió en tus elecciones y sirvió como defensor y mensajero.
Los Ángeles te han entregado las oraciones de tus hijos espirituales. Te pedimos que ores por nosotros para que podamos aprender a invocar a nuestro Ángel Guardián para que nos guíe hacia lo que es bueno y evitar caer en el pecado.»
«Invoca a tu Ángel Guardián que te iluminará y te guiará. El Señor te puso cerca de él precisamente por esto, así que úsalo«. Padre Pío
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QUINTO DÍA
San Pío de Pietrelcina, tuviste una gran devoción por las Almas del Purgatorio, por las cuales te ofreciste como víctima para el perdón de sus pecados.
Te pedimos que ores por nosotros y le pidas a Dios Todopoderoso que sea amoroso y caritativo con nosotros y con estas almas.
Enséñanos a contribuir con nuestros sacrificios y nuestras oraciones para obtener las indulgencias necesarias para reducir su sufrimiento.
«Dios mío, por favor; déjame soportar los dolores infligidos a los pecadores y a las almas del Purgatorio. Multiplica estos castigos para mí, para que puedas perdonar y salvar a los pecadores y liberar sus almas del Purgatorio”. Padre Pío
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SEXTO DÍA
Oh Padre Pío de Pietrelcina, que amabas a los enfermos más que a tí mismo, porque en ellos podías ver el rostro de Jesús.
Tú, que en el nombre del Señor, has realizado milagros de curación en el cuerpo, restaurando la esperanza de vida y la renovación en el Espíritu, reza al Señor para que todos los enfermos, por la intercesión de María, puedan experimentar tu poderoso patrocinio y por medio de la curación corporal puedan cosechar beneficios espirituales para agradecer y alabar al Señor Dios por siempre.
“Si supiera que una persona está afligida, ya sea en el alma como en el cuerpo, ¿que no haría con el Señor para verla libre de sus males? Si el Señor me lo permitiera, con gusto tomaría todas sus aflicciones, cediendo a su favor los frutos de tales sufrimientos”. Padre Pío
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SÉPTIMO DÍA
San Pío de Pietrelcina, te has unido al proyecto de Salvación del Señor ofreciendo tus sufrimientos a los pecadores, para liberarlos de las cadenas del diablo.
Te pedimos que ores para que los no creyentes se conviertan a la Fe, que todos los pecadores se arrepientan en sus corazones y que aquellos con corazones tibios encuentren un nuevo entusiasmo en su vida Cristiana y que los justos perseveren en el camino de la Salvación.
«Si los pueblos del mundo pudieran ver la belleza de sus almas en la gracia de Dios, todos los pecadores y los no creyentes se convertirían instantáneamente». Padre Pío
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OCTAVO DÍA
San Pío de Pietrelcina, has amado tanto a tus hijos espirituales, a muchos de los cuales has convertido a Cristo a través de tu sacrificio, concédenos también, a nosotros que no te hemos conocido personalmente, considerarnos tus hijos espirituales para que con tu protección, guía y fortaleza podamos encontrarnos a las puertas del Cielo el día de nuestra muerte.
“Si fuera posible, me gustaría que el Señor me concediera un deseo: si él me dijera:- Ve al Cielo- me gustaría tener la gracia de ver en el Cielo delante de mí hasta el último de mis hijos, hasta la última de las personas confiadas a mi cuidado sacerdotal» Padre Pío
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NOVENO DÍA
San Pío de Pietrelcina, tú que amabas a la Iglesia Católica Romana, ruega por nosotros.
Que el Señor envíe obreros a su cosecha y les dé a cada uno el deseo y la fuerza de ser hijos de Dios.
Intercede con nuestra Santa Virgen María para que una a los Cristianos donde sea que estén, reuniéndolos en la única gran Casa, la del Señor. Concédenos que Ella sea el faro de nuestra salvación en la tormenta de la vida, para un regreso seguro.
«Siempre sigue el camino correcto de la Santa Iglesia Católica porque ella es la única esposa de Cristo y solo ella puede darte paz. Solo ella posee a Jesús en el Santísimo Sacramento, quien es el verdadero Príncipe de la Paz«. Padre Pío
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