Quiero hacerles llegar el relato de algunas gracias obtenidas por la intercesión del Padre Pío.
Ya hace unos años –aún vivía el Padre Pío- le escribí pidiéndoles por la conversión de mi
padre, que ni practicaba ni tenía fe.
Pasaron unos cinco años, al cabo de los cuales recibí contestación del Padre Pío a través del
Padre Guardián del Convento.
La muerte de papá fue algo extraordinario por su sincera conversión, gracias a las preces del
venerado Padre Pío. Mi padre solicitó con insistencia y recibió los santos Sacramentos con gran
edificación de los presentes.
Me siento profundamente agradecida al Padre Pío por ésta y por muchas otras gracias que
me ha alcanzado el Señor
8 de julio de 1983
Esmeralda González de Mallón Montevideo.